Iluminación y estado de ánimo
Tanto la luz natural como artificial afectan nuestro estado de ánimo por medio de su color, temperatura e intensidad y contribuyen a cambiar nuestro entorno y calidad de vida.
La luz ha tenido una simbología y un papel muy importante en todas las culturas pero también ha desempeñado y desempeña una función social. Con ella podemos cambiar nuestro entorno y nuestra calidad de vida, incluyendo aspectos como la seguridad, humanizar cualquier paraje, urbanizar y contribuir al desarrollo de pequeñas poblaciones, ciudades y países.
Diversos estudios han demostrado que tanto la luz natural y artificial afectan tu estado de ánimo por medio de su color, temperatura e intensidad, factores que se involucran en una variedad de procesos en los que nuestro cuerpo produce serotonina, que como podrás saber, es una sustancia que influye directamente en cómo nos sentimos diariamente.
Cuando nuestro no recibe iluminación, la serotonina se reduce y provoca bajones en tu ánimo, mientras que cuando nos exponemos a ella, los niveles suben, provocando que todo se vuelva más positivo para ti. Esta situación aplica tanto en exteriores como interiores y, si bien no podemos controlar la luz afuera, sí podemos encargarnos de que nuestra casa u oficina tengan un nivel de iluminación que te permitan disfrutar más cada momento y enfocarte mejor para hacer tus actividades.
Comencemos con lo básico: la luz natural. Si tu espacio carece de ventanas o espacios suficientes por donde pueda entrar, deberías considerar invertir en ellos. Si colocas más, asegúrate de que sea en puntos estratégicos que te permitan iluminar correctamente sin provocar molestias.
Ahora que tratamos esa parte, enfoquémonos en la luz artificial. Primero que nada, responde esta sencilla pregunta: ¿para qué necesito este espacio? La respuesta determinará el tipo e intensidad de iluminación que necesitas. Si lo que buscas es concentración, instala luminarias potentes que mantengan tu entorno brillante, pues esto influirá positivamente en tu desempeño, sin embargo ten cuidado, ¡el exceso lumínico puede provocar que sientas incomodidad y ansiedad!